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La complejidad de la vida II

La complejidad de la vida II

1. DIFICULTADES PARA SU ESTUDIO (continuación)

1.2. Falta de historia biológica (continuación)

- Teoría del caldo primigenio (continuación)
El punto más fuerte de dicha teoría es también su talón de Aquiles: en el laboratorio se han sintetizado numerosos principios inmediatos (moléculas orgánicas fundamentales para los seres vivos) a partir de agua y otras moléculas sencillas en determinadas condiciones. Hasta aquí parecería que la posibilidad del caldo primigenio es más viable que la de la panespermia. El problema es que desde los primeros experimentos hasta los actuales se han sintetizado muchas moléculas orgánicas pero nada de materia viva. Los resultados se han estancado. No se ha generado ni una sola célula ni molécula autorreplicante.
Ahora bien, no todo está perdido. Estudiando como se distribuyen e interaccionan los compuestos simples para constituir moléculas orgánicas, se ha conseguido plasmar dicha dinámica en programas matemáticos. La sorpresa resultó mayúscula al compararlos con simulaciones informáticas sobre la organización en el tiempo de las galaxias del universo conocido. Las similitudes eran muy sólidas. Es poco probable que tanta coincidencia sea fruto de la casualidad. El descubrimiento apunta más bien a la existencia de algún principio desconocido. Principio que está relacionado con ciertas ecuaciones de Einstein. Sus implicaciones no sólo refuerzan la teoría del caldo primigenio, sino también la de la panespermia y la hipotética vida en otros mundos. Este hecho podría ser el principio de una Evolución más biofísica que biológica e incluso de una teoría puente entre distintas disciplinas.
Aunque difícil de percibir, la teoría del caldo primigenio aún encierra otra trampa: supongamos que se logra sintetizar algún tipo de vida, por ejemplo: una célula. El hallazgo sería fabuloso pero no aclararía que la vida haya surgido de ese modo. Sólo demostraría la capacidad para crear vida a partir de lo inerte. Ni siquiera rozaríamos lo divino, pues tropezaríamos con la primera contingencia: se estaría sintetizando una vida basada en el carbono, del tipo terrestre, ya que el experimento intenta recrear unas condiciones específicas de este planeta.
Hoy en día se desconoce el origen de la vida, con ello se desvanece la oportunidad de pronunciar una definición apropiada de la misma, al menos de la que conocemos. Dilucidar cómo se inició la vida, permitiría afirmar que a partir del paso X lo inerte ha dejado de serlo. Se aislaría y estudiaría cada fase del proceso en profundidad, y se daría con el primer ser vivo. No cabe duda de que éste sería muy simple y -seguramente- delimitado del medio externo.
El origen de la vida quizás no se descifre al 100% a falta de una más que improbable máquina del tiempo. Sin embargo, las dificultades no acaban aquí, pues tampoco se dispone de una guía precisa del desarrollo histórico de la vida. De todas formas, hay un descubrimiento clave que ha aportado bastante luz al asunto. Un descubrimiento que se cuenta entre los más increíbles de la Humanidad: la Teoría de la Evolución. En un principio, Charles Darwin la formuló como una idea intuitiva y preclara, aunque llena de imprecisiones e irregularidades. En su obra maestra, Darwin estableció que las especies evolucionaban gracias a la Selección Natural, lo cual es cierto. Su mérito fue mayúsculo, al fraguar una revolución biológica que retumbó en los principales estamentos sociales y cambió la apreciación del ser humano sobre sí mismo. A pesar de ello, no dio con el quid de la cuestión. Carecía de los conocimientos necesarios para explicar de dónde procedía el cambio. La respuesta no tardó en llegar de manos de la Genética, que ha aportado diversos motores evolutivos o fuentes de la variación biológica. Algunas de las más relevantes, son: la mutación, la fusión de cariotipos, la endosimbiosis, la incorporación de genomas virales, la transformación, etc. Todos estos avances y otros no mencionados, han consolidado la Teoría de la Evolución bajo un nuevo nombre: neodarwinismo. Lo que empezó siendo una teoría ha terminado como un modelo bien cimentado. Cada nuevo descubrimiento refuerza dicha estructura y, al mismo tiempo, abre la puerta a habitaciones desconocidas repletas de interrogantes. El nivel alcanzado asegura que el desarrollo histórico de la vida se debe a la Evolución. Lo que no puede explicar exhaustivamente es cada suceso en particular.
A tenor de lo expuesto, la historia biológica se presenta como una película extraña: se han borrado los primeros minutos y el resto ha quedado indefinido. Con unas partes más o menos claras y otras ininteligibles. Entre medias, hay lapsos temporales brumosos en los que se intuyen acontecimientos variados. Es evidente que se tiene una idea buena del tipo de película proyectada (drama, histórica, comedia, ciencia ficción, etc.), pero no tanto de su argumento.

Las dos contingencias establecidas son murallas que se alzan casi infranqueables. Ante ellas, se erige el espíritu humano que, cual ejército implacable, no abandona su empeño por derribarlas. No es seguro que lo consiga, aunque sí es factible que llegue a una concepción de la vida más acertada que la actual.

 

2. ¿A QUÉ SE LLAMA VIDA, QUÉ ES ESTAR VIVO?

El concepto de vida que, a día de hoy, más se aproxima a la realidad es el aportado por la Biología. Visto lo visto, el lector ya habrá adivinado que no es del todo correcto, por no mencionar que adolece de falta de criterio uniforme al respecto. A continuación, se estudiarán algunas aproximaciones interesantes, señalando sus carencias principales.

- Definición fisiológica 
Un ser vivo es aquél compuesto de materia orgánica, capaz de desempeñar funciones como: comer, metabolizar, respirar, moverse, crecer y responder a estímulos.
Tal vez sea ésta la definición más imprecisa, ya que muchos seres vivos no cumplen alguna, o varias, de las funciones mencionadas. Los esporos bacterianos y las semillas no llevan a cabo casi ninguna, los gametos y algunos híbridos como las mulas son incapaces de reproducirse, etc. Por otra parte, el fuego, un vehículo de motor y otros objetos inanimados, sí que efectúan muchas de ellas.

- Definición metabólica
Un ser vivo es aquél delimitado del medio ambiente y que intercambia sustancias con el mismo sin alterarse.
Se trata de una definición obsoleta y poco útil. El motivo es que los individuos suelen sufrir modificaciones sustanciales en su intercambio con el exterior. Por ejemplo, existen ácidos grasos cuya proporción en el organismo depende, en gran medida, de los ingeridos en la dieta. Las variaciones en estos lípidos influyen en la composición del ser vivo y en su fisiología.

- Definición bioquímica
Un ser vivo es aquél que contiene alguna molécula autorreplicante (ácidos nucleicos u otras) que controla sus funciones vitales a través de la codificación de enzimas.
Quizás sea la que más se ajusta al tipo de vida conocida. Su punto flaco radica en excluir otras posibilidades de vida como la cibernética y la que pudiera habitar en otros planetas. Como no considera la falta de modelos comparativos de vida, su validez no es universal. Por otra parte, incluye a virus, virinos, ciertos elementos celulares, etc., que no está claro que vivan. De hecho, carecen de un reino específico en la taxonomía moderna.

- Definición genética
Un ser vivo es aquél que evoluciona por selección natural.
El pecado de ésta radica en su poca especificidad. Resulta ser tan amplia que incorpora a los polémicos seres recién mencionados y a otros aún más indeterminados: los priones, que serán tratados en el artículo siguiente. Ciertos autores han combinado esta definición con la formulada desde la perspectiva bioquímica, en un intento de que cubran sus deficiencias mutuamente. El resultado sigue sin ser óptimo.

- Definición termodinámica
Un ser vivo es una región localizada donde se produce un aumento del orden sin intervención externa. Mantiene su orden a expensas de generar entropía (desorden) en el exterior, con lo que no se vulnera el 2º principio de la Termodinámica.
A simple vista, es la más adecuada, pero escapa a ella un buen porcentaje de las neoplasias sólidas (tumores). Se trata de agrupaciones de células anárquicas que ignoran al organismo, son inmortales y se replican indefinidamente. Se podría afirmar que un tumor no es un ser vivo, lo cual es muy fácil de rebatir. Una razón es que en numerosos laboratorios sanitarios y microbiológicos se trabaja con cultivos de células cancerosas, las cuales crecen con pasmosa facilidad. Es probable que estén igual o más vivas que los seres humanos pues, mientras reciban alimento y condiciones apropiadas, se mantendrán con vida por tiempo indefinido. El cultivo no morirá jamás. Las células neoplásicas así aisladas sí que cumplen con la definición anterior, cosa que no ocurre con un buen número de tumores sólidos considerados in situ. En ellos existen fenómenos de neovascularización (formación de nuevos vasos) sin el más mínimo orden, acúmulos de múltiples tipos celulares en diferentes fases de división, etc. Al observarlo a microscopio, el tumor se presenta como un ser vivo anómalo. Una masa amorfa carente de cualquier patrón de orden. Se constituye como un organismo independiente, que no acata sus órdenes y "decide" que "el que manda es él". El tumor se comporta como un parásito, desviando los recursos del organismo hacia su estructura. Hacia esa masa anárquica que sobrevive gracias a una disposición chapucera pero efectiva.
Al contrario que esta definición de vida, el resto sí que se ajusta bastante bien al caso las neoplasias.

 

Imagen: mantis religiosa conservada en ámbar.

 

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