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La información insalubre VI: etiología de la manipulación en los mass media

La información insalubre VI: etiología de la manipulación en los mass media

Si bien las secciones precedentes esbozaron algunas causas específicas de la manipulación, en ésta se recogen las razones principales de su existencia. El estudio se centra en los grandes medios de comunicación pues -en términos absolutos- constituyen la fuente más copiosa de información insalubre para el ciudadano medio.
Se ha considerado apropiado analizar la causalidad general en este momento, y no antes (en contra de otros órdenes lógicos), para facilitar la comprensión de las últimas partes y ampliar ciertos aspectos de interés.
La manipulación suele proceder de 4 gérmenes:

1. Mala separación entre opinión personal y objetividad
Se trata de un asunto muy cuestionable y espinoso. La inclusión de juicios personales dentro de una noticia resta objetividad a su contenido. Ante ello, algunos diarios optaron por fraccionar las noticias en la explicación objetiva de los hechos por un lado, y la opinión del autor o de un especialista por el otro. El mayor inconveniente de este sistema es que empobrece el estilo y la agilidad de lectura, por lo que su implantación ha sido minoritaria en la prensa escrita. No así en la radio o en la televisión, donde esta fórmula lleva cosechando éxitos desde hace tiempo.
Añadir una opinión puede resultar positivo si se ampara en el sentido común y en la búsqueda de la objetividad. El problema es que no siempre obedece a tales criterios, por lo que la interpretación de un mismo acontecimiento suele variar según la fuente consultada. Si el receptor es incapaz de discernir entre elementos subjetivos y objetivos o no consigue destilar la verdad del mensaje, su criterio quedará amarrado a ideas preconcebidas y/o a la pericia del narrador. 

2. Intereses particulares
No desgajar lo objetivo de lo subjetivo en una noticia puede obedecer a un acto de manipulación, a un estilo de redacción, a ambas motivaciones simultáneas o a un simple error. En cambio, la presencia de intereses particulares desemboca con frecuencia en la desinformación y en otras adulteraciones de la realidad. Dichos intereses suelen ser de 4 tipos:
2.1. Intereses ideológicos
Son los más habituales y su supresión no es sencilla, sobre todo cuando el equipo de dirección y/o la sociedad propietaria del medio están resueltos a que prevalezcan. Es muy fácil percatarse de cómo los medios de comunicación faltan a la verdad y omiten o restan importancia a ciertas noticias para sustentar a un partido político. A veces, íntimamente ligado al medio.
2.2. Intereses económicos
Son casi tan frecuentes como los anteriores. En ocasiones mantienen una estrecha relación con los ideológicos aunque pueden ser independientes de ellos y de cualquier otro.
Una perspectiva interesante y distinta es aquella en la que se explotan los intereses económicos del receptor, empleando "golosinas" para que el individuo adquiera cierta información. Por ejemplo, al concederle objetos a bajo precio, la oportunidad de acertar preguntas premiables a cambio de digerir unos mensajes previos, etc. El empleo no es reprobable mientras no abogue por una persuasión independiente de la argumentación. En caso contrario, estaría pretendiendo la asunción del mensaje sin someterlo a un juicio crítico. A pesar de su potencial aparente, esta técnica es poco efectiva y suele buscar más una ganancia en ventas que un rédito desinformativo.
2.3. Intereses de público
Son los más peligrosos porque se escudan en los deseos del receptor para justificar cualquier actuación. Alcanzan matices sangrantes cuando el medio de comunicación ofrece el repertorio que desea su audiencia aún a costa de sacrificar objetividad, imparcialidad y cualquier valor moral. El paradigma más significativo tal vez no sea el del "periodismo más politizado" (como cabría esperar) sino el de la prensa del corazón.
2.4. Intereses personales
Son los propios de algún director, periodista, locutor, redactor, etc. o de otra persona con acceso al medio. Su enemistad manifiesta con un adversario puede llevarle a una persecución implacable con difamación e insultos incluidos. Dicha situación refleja uno de los abusos de poder más escalofriantes que se dan en el periodismo. Aquél en el cual el que tiene acceso o control del medio lo emplea en beneficio propio para destruir al que carece de dicha facilidad. La otra cara de la moneda aparece con el encumbramiento y/o protección inmerecida de sujetos con los que se guarda cierta afinidad.

3. El falso dilema de la libertad periodística
Existe un conflicto aparente entre objetividad y libertad, tanto de la periodística como de la del público a informarse y ser informado. Su origen radica en considerar la libertad periodística como una libertad absoluta, cuando no lo es. En realidad se trata de una libertad para dar cumplimiento cabal con la del público, no para idiotizarle o dirigir su voluntad. Una comparación ilustrativa aparece en la actuación del cirujano. Éste deberá realizar la intervención quirúrgica con libertad plena aunque respetando la voluntad -coherente y consciente- del paciente y buscando su mejora, no su perjuicio. De igual manera, el periodista que apueste por darle al ciudadano lo que pide a costa de deformar la noticia, o que mienta por diversificar la información o mostrar otra supuesta perspectiva, estará causándole un perjuicio. Estará cercenando su libertad de elección efectiva.

4. Degeneración profesional
Desde hace tiempo, el periodismo arrastra una importante lacra de descrédito. La razón es que mientras unos profesionales ejercen su oficio de manera loable, otros han optado por corromper la profesión hasta niveles vergonzosos. Con frecuencia la culpa del periodista de calle es menor que la de sus superiores técnicos o empresariales, responsables en última instancia de los actos de sus subalternos.
Sin embargo, la degeneración profesional no ha afectado por igual a todas las ramas. Algunas incluso han experimentado una mejora notable. De hecho, tampoco sería apropiado meter en el mismo saco a los diferentes medios.
A título de ejemplo, se tratarán 2 fracasos periodísticos muy distintos en apariencia: el del periodismo rosa y el del periodismo científico:
- El periodismo del corazón quizás sea el que mayor volumen de capital mueve a nivel mundial y posiblemente también el más insalubre para la mente. Su inclusión dentro del periodismo es muy cuestionable ya que se identifica con un tremendo arsenal de despropósitos, taras e irregularidades que la profesión suele aborrecer. Además, hace apología de un buen número de "valores" indispensables para destruir cualquier tipo de convivencia sana: intromisión en la intimidad, ofensa, calumnia, satisfacción ante la desgracia ajena, distorsión de la realidad y escarnio, entre otros. Por supuesto, no todo el periodismo del corazón es igual: lo hay poco nocivo y de una toxicidad exagerada.
Esta faceta del periodismo -amante de la crítica y el chismorreo- tiene numerosos antecedentes históricos. Desde hace siglos, si no milenios, las miserias de gobernantes y otros personajes destacados circularon de modo cotidiano entre el pueblo llano e incluso se plasmaron en documentos literarios. Estos antecedentes del periodismo del corazón ya juzgaron y condenaron a grandes personalidades. Entre ellos a Miguel de Cervantes, que tuvo que soportar críticas retorcidas sobre la ligereza de cascos de sus hijas. El asunto sería baladí de no haber puesto al novelista en el punto de mira del Tribunal de la Santa Inquisición.
Se trata pues de un fenómeno añejo. La innovación estriba en la amplia difusión de las informaciones y en la agresividad de algunos divulgadores, muchos de los cuales no lo son desde un punto de vista académico ni profesional. Hoy en día, la maquinaria rosa da muestras de su poder al encumbrar o difamar a personas de toda índole. No es indispensable que tengan interés público ya que a falta de famoso siempre se puede crear uno. Éste pagará el precio de su inconsciencia con beneficios económicos (que no siempre) y el sometimiento a la voluntad de unos aviesos aprendices de jueces, fiscales, fedatarios, abogados y -como no- ejecutores. El fenómeno del corazón no se conforma con mostrar vidas ajenas reales o imaginarias, ni con criticar actitudes que le molestan, lo cual podría ser asumible. No, va más allá. Comercia y frivoliza con la muerte y la enfermedad; insulta, humilla y amenaza; atenta contra familiares inocentes; se confabula con determinados personajes para aplastar a otros, etc. Y toda esa carnaza la adereza con la desinformación y se la entrega a un público ávido de sangre que, si aún no le ha cogido el gusto, no tardará en hacerlo. En caso contrario, a la vuelta de la esquina le amenaza la marginación, disfrazada de una reducción en el número de conversaciones en que intervenir.
Por otra parte, en el momento en que a una buena parte de dichos profesionales se les echa en cara su mezquindad, tienden a recurrir a 2 argumentaciones tan pobres como manidas:
a- La 1ª es la necesidad del profesional de "comer caliente todos los días". Defender esta postura en un país desarrollado resulta casi ofensivo, ya que la muerte por inanición suele ser accidental y existen oficios más dignos en los que depositar esfuerzos. Incluso mejor remunerados.
 b- La 2ª alude a la satisfacción de una necesidad del receptor (los ya mencionados intereses de público). Si el pretexto anterior adolecía de hipócrita, éste implica la demagogia en su grado más elevado. Su contrarréplica es tan simple como preguntar a los susodichos profesionales si estarían dispuestos a sufrir el acoso y derribo que ellos emplean discrecionalmente. La evidencia pone de relieve que cuando son estos profesionales los asediados, se muestran muy remisos a concederle al público lo que pide. Algo inexplicable en gente tan afanosa por suministrar un servicio que consideran tan necesario. Esta modalidad de demagogia justifica las tropelías cometidas y permite una descarga de conciencia. Gracias a ella, la culpabilidad recae en el manipulado y no en el manipulador.
En opinión del autor, el periodismo rosa no debería ser eliminado, aunque tampoco debería emplear el terrorismo desinformativo más atroz a costa de satisfacer necesidades y machacar a quien le apetece.
- El periodismo científico no ha alcanzado las cotas de bajeza intelectual y moral del periodismo del corazón pero su descenso ha sido más pronunciado. Mientras que el periodismo rosa siempre ha tenido una connotación lesiva inherente, el periodismo científico partía de una cimentación más noble: acercar a la gente una de las principales fuentes del conocimiento, la Ciencia. A día de hoy, ésta adolece de graves problemas y el periodismo que la divulga ha contribuido poco a enmendarlos. Es cierto que no es ésa su misión, aunque tampoco debería contribuir a magnificarlos. Resulta patente que una buena parte de la gangrena que corroe la Ciencia ha llegado de manos de periodistas, acompañados de políticos, empresarios y los propios científicos.
Los principales efectos deletéreos del periodismo científico quizás tengan su origen en:
a- La dicotomía entre Humanidades y Ciencias
Muy a menudo, la forma de pensar y debatir de personas con uno u otro tipo de formación se asemeja más a un "no me chilles que no te veo" que a un diálogo constructivo. Si a veces a un biólogo le cuesta entenderse con un físico -o a la inversa- en el abordaje de ciertos temas, la situación entre una persona de Ciencias y una de Humanidades puede rozar la tragicomedia. El periodista científico se enfrenta a una terrible dificultad que debe superar por medio de una sólida formación en la materia y flexibilidad en el aprendizaje. En algunos casos, la incomprensión ha llegado tan lejos que el periodista científico no ve en el profesional de la Ciencia a un colaborador, sino a un individuo prepotente, sin escrúpulos y/o de baja categoría intelectual. Es decir, a un enemigo. En estas tesituras, ciertos periodistas científicos no han contribuido a acercar la Ciencia al público, como era su deber moral y profesional. En su lugar, han pretendido deslegitimar (más que cuestionar) la labor del científico, negar la evidencia experimental, emplear el insulto como arma ofensiva, etc. Este alarde de incompetencia por parte de algunos profesionales, vilipendiando a sus mejores colaboradores externos, no ha limado la dicotomía entre Ciencias y Humanidades sino que la ha agudizado. Otros periodistas, incapaces de divulgar conocimientos científicos, optaron por hacer una especie de periodismo de sociedad y/o efectista dentro del científico. Así, el acercamiento de la Ciencia al profano fue sustituido parcialmente por la narración de las miserias de los profesionales de la Ciencia, el ataque político a través de la misma, etc. Con lo cual se perdió una gran parte de la divulgación esencial, la del conocimiento.
A su vez, muchos científicos han reaccionado con un cierre de filas ante los periodistas, con lo que el problema no ha hecho más que empeorar.  
b- La extirpación de la Ciencia de la Cultura
Quizás como consecuencia de la dicotomía mencionada, a día de hoy la Ciencia está desterrada de casi todas las parcelas del mundo de la Cultura. Pudiera parecer que fue exiliada por atribuirla una importancia especial e inmerecida pero no es así. La realidad es que su presencia relativa en los medios de comunicación tiende a ser escasa y, en la inmensa mayoría, aparece separada de la "cultura de Humanidades". Concibiendo la Cultura según la acepción más general del diccionario de la Real Academia de la Lengua, (conjunto de conocimientos necesarios para que el individuo desarrolle su juicio crítico), se aprecia la magnitud de tamaña injusticia. La razón es que la Ciencia es una de las principales fuentes del conocimiento humano y su metodología una de las más adecuadas para cimentar un criterio propio. La paradoja alcanza su máximo apogeo cuando determinados sectores de la Cultura admiten entre sus filas a la canción del verano; a obras artísticas sustentadas sólo por su valor especulativo; a libros escritos por "negros" que a su vez los toman de segundos "negros" y estos, o los primeros, los plagian de otros autores, etc. pero no quieren ni oír hablar de la Ciencia.
Tal vez parte del origen de esta actitud se encuentre en que la Ciencia aporta una mayor objetividad a cuestiones en las que sólo ha interesado si respalda tesis ideológicas o personales. El resultado de esta marginación se refleja, parcialmente, en la menor importancia que se concede al periodismo científico en relación a otras ramas y en la frecuente limitación del acceso del científico y del periodista científico a los mass media. A nivel mundial, este último profesional es una rara ave que, lejos de ser protegido por sus colegas de profesión, a menudo es tratado como un personaje inusual. La especialización de algunos fue eliminada de medios y universidades y se han visto abocados a abandonar. Otros complementaron su dedicación con tareas de distinta índole.
c- El miedo a lo desconocido y otros factores
Las 2 razones anteriores, unidas al potencial tecnológico destructivo que puede apuntalar la Ciencia, a cierto temor instintivo del ser humano hacia aquello que desconoce o no controla y a la propia degeneración que arrastra el sistema que gestiona la Ciencia, materializan un caldo de cultivo apropiado para rechazarla. Esto ha influido de forma negativa en la divulgación de la misma. Se ha generado un modelo desafortunado del científico, especialmente relevante a partir de la I Guerra Mundial y que se ha exacerbado desde la Segunda con las descargas atómicas sobre Japón. El broche de oro lo ha puesto la industria televisiva y -sobre todo- la cinematográfica a través de ficciones de gran calado. En numerosas películas, civilizaciones extraterrestres siembran el caos y la destrucción con arsenales tecnológicos mortíferos (La Guerra de los Mundos, Independence Day...); el futuro se ve comprometido por la Ciencia (El Planeta de los Simios, Metrópolis, Matrix, Terminator, Mad Max...); científicos chiflados pretenden dominar el mundo (007 contra el doctor No, Austin Powers, Los Cuatro Fantásticos...); otros desencadenan el mal por su ambición, impericia y/o falta de escrúpulos (Frankenstein, La isla del doctor Moreau, Resident evil, La mosca...); y los hay que no dudan en anteponer su profesión a cualquier valor moral (E.T., Starman, Alien el Octavo Pasajero...), etc. La asociación entre el científico y el mal es manifiesta y está al mismo nivel -o superior- que la de otras profesiones como la del empresario o el gobernante. La justicia cinematográfica ha encontrado un gran enemigo de la humanidad que debe pagar sus pecados. Incluso con la muerte. Y es que el papel del científico lleva aparejado un alto riesgo de sufrir daños en su integridad. Algo similar les ocurre a la prostituta y al gracioso desangelado. Son muy susceptibles de perder la vida o de experimentar algún tipo de acto lesivo. A veces, el científico no es un sujeto especialmente diabólico sino un individuo extravagante y/o alienado de la realidad social, situación sólo atribuible a determinados profesionales de la Ciencia. Es lo que muestran películas como la saga de Regreso al Futuro, Una mente maravillosa, Gorilas en la niebla, etc. Donde un determinado modelo real adquiere la categoría de científico típico.   

Con independencia de estas 3 razones que explicarían las actuaciones perniciosas del periodismo científico, no puede eludirse la culpa del científico y de su sistema en el alejamiento de la divulgación. Sin embargo, ésta responsabilidad es inferior a la del periodista. Cualquiera que visite una librería observará que la mayor parte de la divulgación científica popular está siendo sustentada por profesionales de la Ciencia y/o la Tecnología, y no por periodistas. A esto se añade que las escasas publicaciones periódicas de carácter divulgador, a menudo desvirtúan el carácter científico de los hallazgos registrados.

Aunque pueda parecer lo contrario, el periodismo rosa y el científico no son las únicas "ramas" degradadas. Ni mucho menos. Las secciones de Economía, Sociedad, Sucesos, etc. de los diarios tampoco se han librado. En cada "modalidad", sus problemas son particulares y, como ocurría en los 2 casos expuestos, pueden no estar muy relacionados.

 

>>Sinopsis:

Las causas primordiales de toda o casi toda la manipulación que ejercen los medios de comunicación pueden abordarse atendiendo a los intereses particulares, al falso dilema de la libertad periodística, a la degeneración de una buena parte del gremio informativo y a la polémica fusión del hecho objetivo y la opinión personal. Es posible que existan otras razones aunque las mencionadas son suficientes para explicar la etiología fundamental del problema.

 

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